Estimados conciudadanos, después de varios días de festejos, butizos, y algo de trabajo, me dispongo a escribir mi última entrada del año.
Andaba en la noche de ayer, como es habitual, Papelboy escuchando historias raras de gente rara en la madrugada radiofónica.
Si bien la que escuche anoche no responde a la tónica habitual de mi blog, creo que es un buen día para compartirla con vosotros.
Román se llama el amigo que protagoniza esta historia, al igual que Román se llama mi blog.
La madre de Román murió al dar a luz. El padre de Román no pudo superarlo y se suicidó uno o dos meses más tarde.
Román se crió en una casa de monjas de San Sebastián hasta que es adoptado por un matrimonio de Sevilla. Relatando su historia, Román siempre se refiere a este matrimonio cuando dice "mis padres" , (a los biológicos no llego a conocerlos).
El padre de Román (el adoptivo) era un hombre humilde que vivía de un pequeño taller, en el que Román hechaba un cable en lo que podía además de algunos chapus que le salian por ahí.
Como os podeís imaginar, gracias a la competencia de nuestros políticos, el taller no va muy allá y a Román hace tiempo que dejaron de salirla chapus.
Pues bien, hace cosa de un par de meses, los padres adoptivos de Román han muerto en un accidente de tráfico, y Román se ha quedado huerfano por segunda vez.
Además, el día 3 de enero se queda de patitas en la calle porque no puede afontar la hipoteca del piso en el que vivía con sus padres adoptivos.
No tiene pareja y de amigos tampoco debe de andar muy allá, porque contaba que va a pasar la nochevieja viendo la tele comiéndose un bocadillo, sin saber a dónde puñetas se tiene que ir el día 3. Eso sí, apagando la tele cada vez que salen anuncios de Navidad en plan todo es superbonito y maravilloso.
En otro orden de cosas, cuándo voy al campo de fútbol a hechar un rato con los chavalines, y alguno dá un pase de taconcito, por ejemplo, suelo decir algo como "dejate de adornitos que el fútbol es de heterosexuales". La frase estará más o menos acertada (eso es otro debate), pero a lo que me vengo a referir es que me parece absurdo hacer díficil lo fácil, osease, complicarse la vida sin sentido.
Y escuchando la historia de Román pienso que deberíamos de hacer lo mismo en la vida. No hacer díficil lo fácil, no complicarse.
Dejar que el recuerdo de una ex-pareja te atormente, que la chica/o que te gusta no te corresponda, que te amarguen dos exámenes mal hechos, o deteriorar una relación con un buen amigo por un malentendido; es hacer díficil lo facil.
Insisto, que no es mi línea habitual escribir en plan moña, pero ayer me logré meter en la cabeza del amigo Román y creo que para tener un feliz año nuevo lo que hay que hacer es compartirlo con la familia y los buenos amigos.
Me despido, sin mas dilación, no sin antes destacar una frase de Román que me llamó poderosamente la atención. El amigo se despidió deseando Feliz Año Nuevo a la presentadora, a todo el quipo y a todos los oyentes.
Lo acabo de consultar y el señor Cristiano Ronaldo, tiene más de 6 millones de seguidores en Twiteer.. Yo a este señor (o lo que sea) no lo he visto nunca participar en actos benéficos o similares. Es decir, no comparte ni siguiera un poquito de lo mucho que tiene y derrocha.
La señorita (o lo que sea) Rihanna (capaz de conseguir hasta que el reverendo Farrakham diga algo coherente http://roman023.blogspot.com/2011/10/stop-racismo.html) tiene más de 11 millones de seguidores. Entre otras cosas, escuché que esta señorita se gasta 18.000 euros semanales en su cabello. Es decir, no comparte ni siquiera un poquito de lo mucho que tiene y derrocha.
Y el amigo Román, que ni es feliz ni lo va a ser en su desgraciada vida, se despide deseandole la felicidad que no tiene a todos los demas. El amigo Román no tiene twiter, pero yo que no sigo ni a Cristiano ni a Rihana, me declaro un fiel admirador de Román.
Y si me permiten un consejo, les digo, igual que a los chavales del campo de fútbol:
No hagan díficil lo que es fácil. No se compliquen la vida.
Feliz año 2012
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