Ana Botella


"Cuando yo gobierne bajará el paro".

Mariano Rajoy. 10 Enero 2010

lunes, 25 de junio de 2012

Uno de los nuestros

No es desconocido el poco aprecio que le profeso al Real Betis y a sus jugadores.

Sinembargo, como es lógico, una terrible noticia como la de ayer transciende de la esfera deportiva para calar (y muy hondo) en la esfera humana y moral de todo aquel que tenga un poco de dignidad (me asombra y me averguenza ver que no todos  la están teniendo).

En este día que, como no podía ser de otra forma, ha amanecido gris; me acuerdo muy especialmente de como se volcó el beticismo cuando hace unos años la vida golpeó (otra vez) duramente al fútbol sevillano con el adios del eterno Antonio Puerta.

No me cabe duda de que los sevillanos (ahora nos toca a los sevillistas) volveremos a dar ejemplo de sevillanía para que se entere toda España (esa España que solo nos saca en los informativos para reirse de nosotros) de que llegado el momento sabemos enterrar el hacha de guerra y darle un abrazo a nuestro hermano.



Es curioso y a la vez triste lo relativo que resulta ser todo en la vida.

Curioso porque la persona más rica de este planeta, si diambulara por el desierto cambiaría todos sus diamantes por un vaso de agua. Y triste, porque tiene que verse en esa situación para comprender el poco valor que realmente tienen los putos diamantes.



Nuevamente, me siento como la peor persona del planeta por haber sido capaz de cojerme un sofocon de varios días, por ejemplo, porque el Betis gane un derbi.

¡Que lujo, y que injusticia, poder preocuparme por eso!


Son momentos en los que cabe reflexionar y darle a los problemas cotidianos su justa medida (no hacer difícil lo fácil).



Siempre es una pena cuando se va alguien querido.

Pero cuando es un chaval de 23 años, el drama no es quien se va, sino quien aún estaba por venir: Miki Roque capitán del Betis; Miki marido, Miki padre; etc.

Esto es lo que ocurre cuando la vida es tan hija de puta como para saltarse sus propias leyes.

Escuchaba anoche a Patricia, la psicóloga del Betis, decir que "no es ley de vida" que unos padres entierren a un hijo; por eso es inasumible.


Sin animo de recrearme mucho en tan doloroso asunto, simplemente vaya desde aqui mi abrazo a toda la familia bética, y por supuesto y especialmente a la familia y amigos de Miki.

Se va un chaval hecho a sí mismo, un luchador incansable que prestó batalla hasta su último aliento de vida.

Reunía los elementos básicos para ser un gran futbolísta y una gran persona: lucha, entrega, humildad e ilusión.

Un tío que no necesitó hacerse un look llamativo o declaraciones altisonantes para darse a conocer.

Su buen hacer, tanto en el campo como fuera,  eran sus credenciales.







DEP Miki Roque

uno de los nuestros 




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